12.9.06

Mis últimos días

Primera buena noticia: ya vino Acely a instalarme el tablero en español. De ahora en adelante, todos los errores garrafales que tenga, son mi culpa y no culpa del tablero.

Como ya quedo dicho, estos días hemos estado acompañados por mi querida amiga Acely. Esta bien chido eso de recibir visitas, porque asi uno hace los paseos que como habitante normal de la ciudad no haría. Aparte me hace muy feliz ver a mi amiga de tantos y tantos años. Caminamos como locas poseidas casi todos los días. El clima estuvo agustísimo todo el tiempo, asi que fuimos al parque principal y también al mini-Versalles que hay por aqui (palacio con hartos jardines, canales y fuentes). La parte que mas nos divirtió fue aquella en la que, con ánimos de preservar el piso original, lo hacen a uno ponerse unas pantuflas enormes y patinar como Miguelito el de Mafalda por los cuartos. Acely y yo nos moríamos de la risa.

No se si saben, pero Benedicto XVI estuvo de visita en esta ciudad el fin de semana. Extremamos precauciones para no toparnos con él y sus seguidores, pero fallamos. Todo parecía indicar que la misa en el centro habia terminado y que la gente se habia ido a su casa, pero no contábamos con los eventos de protocolo para la élite. Andábamos caminando plácidamente y en eso nos topamos con una multitud apostada en una plaza con el papamóvil estacionado al final de una alfombra roja. Tratando de huir de ahi vimos a varias personas apostadas esperando ver al vehículo en movimiento, pero lo que más nos llamó la atención fue un grupito de aleluyos con panderitos que bailaban alegremente en un círculo (hagan de cuenta una estudiantina teutona). En una de esas ¡se soltaron cantando Hava-Naguila! (como se escriba). Yo quede muy confundida. En el camino de huida, alcanzamos a ver el papamóvil en movimiento. He de decir que la banda católica de por aca es muy bien portadita. Sí aplauden y echan porras, pero nada del otro mundo. Ha de ser por eso que en México, los papas se sienten rockstars.

El punto cúlmine alimenticio lo tuvimos el domingo. Un amigo de Niv nos recomendó un restaurant (biergarten, de hecho) en la mitad de la nada en el campito Bávaro. Agarramos camino a la campiña y finalmente llegamos al lugar. Estaba atascado. Yo me comi un platillo de buey en una salsa de vino buenísisimo, que por supuesto acompañé con la consabida cervezota. Cerré con un creme brulee glorioso que tenía frutita en el fondo. Así cualquiera se acostumbra a la mala vida en Alemania.

Ahora, a padecer el Oktoberfest, que por cierto empieza en la mitad de septiembre.

Saluditos a todos

2 comentarios:

Verde dijo...

Cerveza!!! (lease en el mas puro estilo Homero Simpson)

Eva dijo...

Uy, y esperate a que empiece el oktoberfest.