15.9.07

Pompeya

Cuando era niña escuché a alguién platicar sobre un viaje a Pompeya. No podia creer lo que esa persona decía sobre una ciudad enterrada bajo cenizas volcánicas y "recuperada" dos mil años después, pero me quedo claro que algún día quería verlo con mis propios ojos. Pasaron mas de veinte años, y se me cumplió el deseo.

Son famosísimos los frescos en los baños que ofrecen variados servicios corporales para cabelleros por parte de una o varias damas, y para saciar el morbo de una vez, éstos se encuentran inmediatamente entrando al sitio arqueológico. He de decir que los edificios de los baños, tengan o no frescos, son de los más interesantes porque muestran los sofisticados sistemas que tenían los romanos para calentar agua y repartirla de varias maneras en varios cuartos para distintos usos. Desafortunadamente también suelen ser de los cuartos más oscuros, asi que es difícil tomarles fotos.

Entre lo que más impresiona de la ciudad, es que en varios edificios y esquinas, la diferencia entre esas épocas y hace unas décadas (en lugares no muy desarrollados) no es muy grande. Queda clarísimo que en esa cultura está la cuna de la civilización occidental y que la cosa no ha cambiado tanto desde entonces. Dos mil años es muchísimo tiempo, es cuatro veces el tiempo que nos separa de la época de esplendor de Tenochtitlan, y sin embargo éstas ruinas se sienten mucho más cercanas a nuestra vida actual.

Como en todo sitio turístico famoso, hay que estar toreando los montones de tours organizados con guía. Gringos, alemanes, franceses, rusos, italianos, gachupines, y lo que se acumule, siguen obedientes a los guías que usan los objetos más extraños para distinguirse, desde un girasol artificial, hasta un paragüitas de Mimí ratona. El grupo que más me dio risa fue el que seguía a un guía con una banderita canadiense como insignia, pero que hablaba en francés... ¡con los que los quebecois odian la bandera canadiense!

El sitio es gigante. Nosotros estuvimos ahi más de cinco horas y no alcanzamos a ver todo. Si al area le suman el sol abrasador y las calles chuequísimas, el avance es lento y a veces penoso. Impresiona mucho ver a grupos de ñores bastante mayores avanzando enjundiosos por la zona. Si yo salí con los pies y tobillos deshechos, no me imagino ellos.

La parte central incluye los sitios monumentales, templos de Venus, Apolo, Jupiter, y el foro que no puede faltar en ninguna ciudad importante. En los alrededores hay algunos edificios grandes, como algunos anfiteatros o villas, el resto está compuesto por casas cuyos nombres tienen que ver con lo que se encontró en ellas. Algunos son muy obvios como "casa del cirujano" o "panadería", pero hay otros que lo dejan auno pensando como "casa del poeta trágico". Algo que disfruté mucho fue admirar los mosaicos que se suelen encontrar en la entrada de las casas, cada uno es diferente y da la impresión de que a la gente le gustaba distinguirse con esos mosaicos, desde figuras geométricas hasta un perro feroz.

La mayor decepción fue haber descubierto que los mejores tesoros encontrados estan todos en el museo de arqueología de Nápoles, a donde no tuvimos tiempo de ir... ya será para la otra. Salimos del lugar con al lengua de corbata, pero muy complacidos por haber conocido semejante sitio.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy interesante lo que dices, evidente que roma y civilizaciones como pompeya son cuna del mundo occidental, y nuestra actualidad es mas parecida a eso que a teotihuacan o tenochtitlan, ya ves tan complejo y tan sencillo a la vez, y en Mexico vivimos buscandole 6 pies al gato.
Que chido, sigue viajando que aqui seguiremos los fans esperando nuevas aventuras!

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