1.1.08

Uno de mis padres

Nunca estuvimos relacionados por sangre, aunque en alguna época fuimos primos políticos, pero hace 16 años, él y su mujer me adoptaron como hija y yo a ellos como otro par de padres. Así fue como nos hicimos familia. Ahora él ya no está y a mi me falta un pedazo de corazón.

La cantidad de momentos buenos y aprendizaje que le debo no se pueden medir. Los cuidados que me procuró cuando era una jovencita imberbe, el apoyo y las porras que me dió en mis épocas universitarias, y la alegría que profesó cuando busqué un posgrado, a pesar de haberlo hecho emigrando... esos son mis tesoros. Me es difícil pensar en una persona más solidaria, optimista y generosa que él, y aparte con un excelente sentido del humor.

Compartimos muchos gustos y pasiones, la buena comida siendo una de las más importantes, él me enseño lo mucho que vale la pena pasar un tiempo considerable cocinando como debe ser para compartir un buen rato con familia y amigos. Me acompañó en muchos momentos importantes de la vida, desde la graduación de la prepa, hasta mi boda, alegrando cada uno de ellos, tanto a mí como a otros que tuvieron la suerte de conocerlo.

Su mujer es una de mis amigas más queridas, sus dos hermosas hijas son su mejor legado. Daría lo que fuera por poder estar con ellas y abrazarlas. Creo que el mejor homenaje que se le puede hacer a un hombre como él es tratar de ser solidaria, optimista y generosa, ponerle buena cara al mundo, sonreir, querer bien.

El pedazo de corazón que me falta bien vale todo lo que él me dio durante la mitad de mi vida.

Gracias y descansa.

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