23.3.11

Sueño

Hoy fue la primera vez en la que dormí una noche completa desde hace 8 meses y pico. Hoy escribo para hacer una oda al sueño.

Resulta que poca gente lo piensa, pero a menos que uno sea un dormilón natural, la mayoría tenemos que aprender a dormir. Por otro lado, no hay mejor momento para aprender a dormir que en la tierna infancia. Sorprende ver lo poco que se promueve eso de inculcar buenos hábitos de sueño a los hijos. La educación de sueño de Leah se vivió en dos etapas: la primera fue enseñarla a dormir sola, en su cama, y la segunda ha sido hacerla dormir la noche entera.

Para la primera etapa utilizamos los consejos de éste libro, que está traducido a muchos idiomas y que yo no me he cansado de recomendar. Mi hija nunca durmió en nuestra cama, puedo contar con los dedos de la mano las veces que se ha dormido en brazos (estando enferma o en un avión), y nunca hemos utilizado sonidos de ninguna especie para dormirla. Pasamos un par de semanas rudas cuando tenia entre uno y dos meses, pero una vez que aprendió a dormirse sola, lo ha seguido haciendo. Se duerme sola, en su cama y la mayoría de las veces lo hace sin chistar (a veces necea unos 30 segundos a lo sumo).

A diferencia de otras parejas, Niv y yo nunca tuvimos ojeras hasta el piso, nunca nos sentimos abrumados por falta de sueño (con la excepción de un par de días recientemente). A partir de los tres meses de edad Leah se despertaba sólo una vez en la noche y así estuvo hasta los seis meses. A los seis meses se le cruzaron los cables, sospechamos que por culpa de los dientes, pero bien pudo haber sido otro de los muchos cambios que sufrió a esas alturas (comida nueva, casa nueva, gente nueva, etc...). El caso es que ahi empezó a despertarse dos veces en la noche y en ese momento supusimos que era pasajero. Hace dos semanas empezó a despertarse tres veces, y después remató con despertarse definitivamente a las 6:00 de la mañana. Como era de esperarse, pronto empecé a desvielarme y decidí que había que hacer algo al respecto.

Entra en escena el segundo libro. Sencillo, ligerito, facilísimo de leer. Se trata de dejar llorar a la criatura en intervalos de tiempo específicos, volviendo a su lado para asegurarle que no ha sido abandonada, pero sin cargarla o tocarla, sólo hablando con voz calmada y amorosa. La primera noche tuve que volver al lecho de mi niña varias veces las tres ocasiones en que se despertó, y tolerar unos berridos de loca en medio. La segunda noche bastó con que entrara una vez para que volviera a dormir las tres veces. La tercera noche sólo se despertó dos veces, y se volvió a dormir en cuanto salí del cuarto. La cuarta noche despertó brevemente una vez, y para la quinta noche... ya no se despertó.

Es temprano para cantar victoria total, pero estarán de acuerdo conmigo con que el método parece funcionar muuuuy bien. Soy desde ahora una fan total del entrenamiento de sueño. No veo por qué niños y padres deban sufrir largas noches cuando todo se trata de aprender a oir llorar a los chamacos unos minutos.

Update: I found out there is a translation in English for the second book. This is the original version of the first book.

Celebro el día con unas fotos de niña despierta (mucho más divertida cuando duerme bien)

Cara de ciruela pasa

Matando tiempo mientras papá da un coloquio

Ocho meses

Chulísima

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