2.4.12

Vive Latino: viernes y sábado

Éste año fui a los tres días del festival Vive Latino, así que hay mucha tela de donde chismear. Partiré la crónica en dos. Tanto el viernes como el sábado llegué entrada la tarde. La programación para esos días no me causó ningún conflicto de intereses y hasta alcanecé a ver un par de documentales para descansar el ser entre bandas. La iconografía de éste año fue mucho más discreta que la del año pasado, pero no estuvo mal.

El viernes me la pasé dando vueltas con mi querido Verde, aunque nos pegamos al espacio que la Ranita y Rojo ya tienen inventariado a su nombre en el escenario principal. La primera banda que vi fue sola, pero valió toditita la pena. Los de DLD (antes Dildo) ya me gustaban en versión grabada, pero suenan hasta mejor en vivo. Me encanta la voz del muchacho cuyo nombre desconozco. Salí a buscar al Verde al escenario blanco y alcancé a oir dos canciones de Catupecu Machu. Decidimos ir a checar la carpa ambulante, donde estaban pasando el reciente documental de U2, From the Sky Down. Con todo y que es una historia que me sé muy bien, fue refrescante oirla de viva voz en lugar de leerla, y siempre da gusto ver a Berlin, aunque sea en pantalla.

Encontramos a Rana y Rojo en el principal (sí, nos causó gracia lo colorido de la compañía) para ver a Zoé. Como era de esperarse para una banda de su estatura, cumplieron con creces. Definitivamente son muy buenos, y definitivamente es una plasta su cantante, ¡que tipo más plomo! Se la perdonamos porque canta tan bien. Ah, Loblondo de Hello Seahorse se aventó todo el set con ellos, muy bien. Decidimos movernos a las gradas para ver a Bunbury. Sus fans son muy fans y se ponen intensos adelante. El de Zaragoza salió con la enorme presencia que lo caracteriza, con la voz intacta y derrochando estilo como de costumbre. Cantó sobre todo cosas nuevas (que no conzco) y covers cantineros, porque anda en esa onda. Con el ánimo de sobrevivir el fin de semana, nos fuimos a medio set... nos sirvió de poco gracias a que los retrasados mentales de los policías dejaron estacionarse a miles de taxis y peseros en TODOS los carriles del circuito interior. Sigh.

Al día siguiente llegué para ver un cacho de Lost Acapulco, que son diversión garantizada. Ya sabía que el Warpig es macizo, pero me impresionó lo pachón que está, por poco y no lo reconozco. Ese día estuve acompañada de mi adorada Ana, que esta vez se trajo a Juan a la fiesta. El pobre nos tuvo que aguantar a las dos. Nos fuimos a la carpa ambulante porque Saúl Hernández presentaba un documental llamado Reportero, que resultó interesantísimo (rudísimo, sobre el semanario zeta de Tijuana). Regresamos al principal para ver al IMS (Instituto Mexicano del Sonido), que al igual que DLD, ya me gustaban y me hicieron fan. Las canciones son simpatiquísimas, y la iconografía más. La Rana se nos unió para ir al escenario del yogurt a ver a Carla Morrison... junto con otros miles. ¡Que fanaticada tiene esa mujer! Lo hizo muy bien y quedó claro que le quedó chica la carpa.  Retornamos al escenario principal para ver el final de Foster the People. A mi no me traen mucho chiste, pero hay que decir que le echaron mucha galleta y se acabaron ganando al público, con mariachi incluido. Yo estaba muy ilusionada con ver a Kasabian, me late su música que suena a caballos galopantes. Desafortunadamente ellos, o sus ingenieros, o no se qué, conspiraron para quitarles el punch y a pesar de que formalmente lo hicieron bien, les faltó algo y siento que quedaron a deber.

Para el plato fuerte de la noche, me fui a las gradas con Ana y Juan. Con tal de ver a Café Tacvba traquilos, nos resignamos a verlos desde lejos. Cual va siendo nuestra sorpresa, cuando aquellos deciden salir en una plataforma junto a la torre de sonido, enmedio de todo mundo. A las dos canciones, decidí bajar al piso a verlos de cerca. No tuve ningún problema. Todo mundo estaba brincando feliz. Desde ahí se aventaron un meddley de rock nacional (de bandas presentes en el festival) en ritmo disco, fa-bu-lo-so. Eventualmente se fueron al escenario principal, y nos dimos cuenta de que Rubén (como se llame en estos días, ni idea) traía bastón. Eso no impidió que pegara de brincos en el escenario, aunque sólo con una pierna. Todo lo que tocaron fue coreado y bailado por las decenas de miles de almas presentes. Son los jefes de esta ciudad y no nos cansamos de verlos. No estoy segura, pero puede ser la banda que más he visto en vivo en mi vida. No tengo intención de parar, son geniales. Dignísimos cerradores de sábado.
Un año más
 
Banderitas
La voz cantante de DLD
En la carpa ambulante con el Verde
El plomo biencantante de Zoé
Bunbury en lo suyo
Self explanatory
Ana, mi gran compinche
Saúl presentando documental
El divertidísimo IMS
Carpa atascada con Carla Morrison
Los mariachis de Foster the People
Atasque lumínico de Kasabian
Nuestras joyas en un diamante de luz
Los cuatro fantásticos tacvbos

No hay comentarios.: