25.7.12

Lisboa

Aunque la visita fue corta, siento que le sacamos buen jugo. Gracias a las recomendaciones de un colega, pudimos hacer un par d epaseos en la ciudad que nso dieron una buena idea de lo tradicional y lo nuevo. Una cosa maravillosa de Lisboa (tal vez de Portugal en general) es que se toman muy en serio eso de los mosaicos, así que en todos lados hay unas paredes de mosaico impresionantes. En particular las estaciones de metro son entretenidísimas.

Cerca de nuetsro hotel hay una pastelería/café que vende entre otras cosas, las tartas de vainilla más ricas del universo. Por supuesto que las consumimos en más de una ocasión. Ya bien alimentadas, nos fuimos a pasear al Parque das Naçoes, que es una zona moderna al este de la ciudad, junto al agua. El parque contiene todo tipo de edificios modernos, salas para concierto, centros comerciales, muchas esculturas, jardines de diseño, un teleférico, museos, y la orilla del bonito puente Vasco da Gama. Caminamos todo lo que pudimos, pero nuestra meta principal era entrar al fabuloso acuario. He tenido la suerte de visitar grandes acuarios, pero éste se lleva las palmas. El tanque central es INMENSO, y alberga varias especies de tiburones, mantarrayas, y peces de variados tamaños. Durante el recorrido se puede ver desde una veintena de ventanas y ángulos diferentes. Es verdaderamente impresionante. Por si eso no fuera suficiente, tienen cuatro ambientes separados con especies del Atlántico norte, del Pacífico, Antártica y el oceano índico, una parte de ranas, y muchos tanquecitos con anemonas, y cualquir otra cantidad de bichos fabulosos. mientras se me caía la baba me sentí muy culpable por estar ahí sin Leah, le hubiera fascinado. Saliendo nos subimos al teleférico, que permite una vista impresionante de toda la zona. Y de regreso al metro caminamos por unos jardines diseñados muy bonitos. Suena a que uno puede pasar mucho tiempo ahi paseando y comiendo rico.

Ya de regreso al centro, optamos por tomar el famoso tranvía número 28, que recorre la parte vieja y alta de la ciudad en un tranvía de los viejitos. Desafortunadamente otros treinta turistas tuvieron la misma idea, y varios de ellos eran o gringos o españoles ruidosos, pero fuera de eso, disfrutamos mucho el recorrido por Alfama, donde nos bajamos para disfrutar un mirador y buscar un restaurant recomendado. Una vez más el cierre entre el almuerzo y la cena nos impidió comprobar si la recomendación de la guía era en efecto buena. Optamos por volver a nuestro hotel.

En un ataque de entusiasimo nos pusimos el traje de baño para meternos a la alberca a mirar el atardecer. La alberca resultó demasiado fría para nuestro gusto, así que mejor metimos los pies mientras nos tomábamos una deliciosa copa de vino. Ni que decirles de los fabulosos colores del río, el puente, y el paseo frente al agua. Gran tarde. Bajamos al restaurant del hotel, que resultó ser buenísimo y nos permitió aventarnos una gran cena acompañada de más vino delicioso.

Al día siguiente Audra hizo uso del spá mientras yo me fui al centro de la ciudad a matar un par de horas antes de enfilarme hacia el aeropuerto para volver. Durante todo el viaje tuve una gran impresión de los portugueses. Son gente muy amable, muy dulce, muy bonita en general, y encima son bastante discretos (sobre todo comparados con españoles o italianos). Hacen un verdadero placer visitar su país, y encima de todo comen riquísimo. El idioma me resultó totalmente cómodo, me inventaba algo o simplemente hablaba en español y jamás tuve ningún problema con nada, con todo y que cuando la gente hablaba entre sí me sonaba a ruso. Ya me obsesioné con la idea de volver ahí con toda la familia.

De regreso me topé con una niña contentísima de verme de regreso y con un reporte de que se portó excelente en mi ausencia. Fue un fin de semana feliz para todos.


Cerca de nuetsro hotel
Estación de Rossio
Me encantó el comercial
Mosaico de metro
Mi palabra favorita: "comboio"
Otro mosaico de metro
Fuente escultura
Gran pared de agua
Pez luna, el bicho más extraño del tanque
Adorables nutrias
Muuuuchas anémonas

Telefericando

Mirador en Alfama



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