4.10.12

Virginia

Decidimos que nuestra salida de fin de semana iba a ser hacia el sur, en un tour sobre todo histórico. En el cmaino paramos a comer hamburguesas en Five Guys, que si algún día tienen oportunidad de probar, no se la pierdan. No solo están buenísimas, sino que además ponen muy buena música en sus changarros.

Llegamos ya bien entrada la tarde a Monticello, la plantación propiedad de Jefferson, en la que vivió muchos años. La luz era inmejorable, así que fue el trasfondo perfecto para el paseo que hicimos en los jardines y alrededores de la casa. La loca de mi hija decidió que podía tomar fotos con una hoja de árbol, así que se la pasó cubriéndose media cara de verde y "tomando fotos". Corrió felizmente por todos lados y repasó los colores de todas las flores que le pasaron por enfrente. A la hora del tour de la casa sólo agunató los primeros diez minutos y me tuve que salir con ella, pero al menos me dio gusto que ya aprendió a hablar en voz baja cuando se lo pido y que me pidió de buena manera que nos saliéramos. Pian pianito.

En el último tramo de carretera del día, decidimos parar en Richmond para cenar. Encontramos un lugar de fast-food sureño, de pescados y mariscos, que sin tener una gota de elegancia, nos dió una cena muy apetitosa. Me comí el mejor crab cake que me ha tocado probar. Llegamos rendidos a Williamsburg, y nos retiramos todos prontamente a nuestros respectivos cuartos de hotel.

Durante el desayuno, Leah encontró un mini green de golf miniatura y estuvo duro y dale tratando de empujar la pelotita con los palos. En una de esas, totalmente sin querer, metió un hoyo en uno espectacular. Le hicimos mucha fiesta y ella no entendió nada.

Procedimos hacia Colonial Williamsburg, del cual yo sabía poco y cuya extensión me sorpendió. Ahi encontramos a los papás de Clau. Me esperaba cuatro cuadras llenas de gente disfrazada hablando de historia, pero resultó tratarse de muchas hectareas de casas remodeladas o reconstruidas, con un gran número de talleres y tiendas que hacen toda clase de cosas a la usanza colonial: zapatos, velas, libros, telas, ropa, etc... hay también tabernas, mercados, una iglesia, y la mansión del gobernador, ya que fue capital de la colonia y del estado durante un tiempo. A lo largo del día se pueden ver varias representaciones de escenas coloniales, desde asuntos "domésticos" (conversaciones casuales en la calle), hasta desfiles y juicios. Al final del día, se lee la declaración de independencia, con disparos de cañones incluidos, que horrorizaron a la niña.

Leah se la pasó encantada viendo caballos y carruajes, corriendo por los prados, y pidiendo que le comprara sombreros campiranos. Uno cree que los niños de dos años pescan poco del lenguaje del entorno, pero ella probó que no es el caso. A medio juicio público de un traidor a la causa independentista, en el que preguntó varias veces que qué hacían los señores, de repente le dio por gritar "¡Viva México!" Es cierto que al celebración de nuetsra independencia había pasado sólo la semana pasada, pero aún así, no entiendo de donde le salió la idea de gritar esa frase en ese entorno preciso. Por supuesto me doblé de la risa y creo que nadie la oyó además de mi.

A raiz de los cañones, tuvimos que salir corriendo al estacionamiento para despedirnos de Celina y Mike y tomar el camino de vuelta. Decidimos para a comer en un Cracker Barrel, al que yo nunca había ido. Me parece una de las mejores versiones de atasque americano en versión cadena. En todo caso, quedó muy bien con el tema sureño del viaje. Creo que tengo que regresar a desayunar ahi algún día.

Cuando inventó su cámara
Dos fotógrafos
Los paseantes y la casa
Disfrutando el magnífico paisaje
Las madres en la iglesia de Williamsburg
Encantada con los carruajes
La imagen de amor paterno (él aborrece a los caballos)
Los paseantes por la calle principal
Recibiendo regalos de Celina, con mucho interés
Le sienta bien el look de porch sureño

1 comentario:

Julia dijo...

The idea of you eating in a Cracker Barrel is hilarious to me, although I'm not quite sure why. I've only ever eaten in them during long road trips.